¿LA DISTANCIA ES EL OLVIDO?

Quizás haya personas que, por unos motivos u otros no se hayan planteado esta pregunta. Pero a lo que a mí me concierne, me la he realizado a menudo. Cada vez que conoces a alguien y te debes despedir de ella, por un tiempo determinado o tal vez por uno indeterminado.

“El silencio separa más que la distancia”.

Actualmente, las relaciones a distancia están a la orden del día y no me refiero concretamente a las amorosas, si no a las amistosas. La tecnología hace posible que hablemos con alguien cada día que está en la otra punta del mundo, que le podamos enviar una foto de cómo nos ha salido la comida y hasta un vídeo de los primeros momentos de algún recién nacido conocido. ¡Es increíble!

¿Quién le iba a decir al Homo Australopithecus de la era pasada que esto se podría hacer? Definitivamente, el hombre se quedaría anonadado con tales inventos. Pensaría que son obras del demonio o algo por el estilo.

 “Es seguro que la distancia disminuye la fuerza de toda idea y que el acercamiento a cualquier objeto, aunque no se manifieste a los sentidos, opera sobre la mente con un influjo que imita al de una impresión inmediata”.

José Zorrilla.

Pero, retomando mi pregunta y, basándome en ciertos comportamientos comprobados. La distancia no es el olvido. Y si, en cualquier caso de que la distancia haciera de las suyas, es porque una de las partes, o ambos, se desatienden por diversos motivos. Así que, si alguna vez pierdes el contacto con alguien y decides echarle la culpa a la distancia, retrocede y piensa que quizás sea la inconstancia la culpa de ello.

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Fdo. Hablando Balleno.

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