LA CARA OCULTA

Vuelvo a las andadas, vuelvo a confiar después de varios meses donde perdí la esperanza… Quizás penséis que la confianza es algo que se recupera sin más, pero no es así. Es infinitamente más difícil que conseguir entradas para ese maravilloso concierto en primera fila (aunque algunos de vosotros lo dudéis).

Pero… ¡a lo que voy! Quería escribir después de todo este tiempo para hacer balance de las cosas que me han pasado. Me sorprende y se me escapa una sonrisa al pensar que las buenas rebasan por goleada a las no tan gratas. Es verdad eso que decían de que “después de la tormenta siempre llega la calma”…y hasta sale el sol. Es tontería obviar que la primavera en toda su esencia ha llegado a mi vida, y es que, mirándolo objetivamente…estaba realmente perdida.

Hablo de mi vida amorosa, ya que… con esto de la crisis parece que lo de “quejarse por todo” se ha acomodado en nuestras mentes de manera persistente hasta en los amoríos. Que si todo está fatal, que si ya la juventud no es lo que era, que no hay personas cabales con veintitantos, que en el pueblo no hay nada que hacer… Y no digo que no sea verdad, tienen toooooda la razón.

Pero… ¿por qué lamentarme continuamente sin mover un ápice para que todo esto mejore? Es una respuesta bastante complicada, ya que no tengo ni la más remota idea de por qué a veces, mi cerebro se queda bloqueado no hace nada para solventar esto. Aunque, sí creo que existe una salida, es la actitud y las ganas de ver el lado bueno de cada cosa mala, para poder salir hacia delante.

No me considero una persona conformista, sino todo lo contrario. Soy muy exigente conmigo misma, pero hace un tiempo atrás creí que lo mejor era resignarme con lo que la vida me proporcionaba. Que si había caído en aquel error de enamorarme otra vez de un guaperas… sería culpa mía, por tonta enamoradiza y nunca pensaba que quizás, el destino me lo había puesto por delante para terminar de comprender ciertos aspectos inequívocos.

Soy consciente que el amor conlleva su dificultad pero más bien…es simple. Los obstáculos los colocamos nosotros con las indirectas mal pilladas (en algunos casos, ni se entienden) y los miedos al qué dirá, qué pensará, qué imaginará….en resumen, un terrible miedo a fracasar que hace que la pelota se vaya agrandando poco a poco. Pasando de simple a superhipermegaultra complicado.

Y os aseguro que, yo aún no lo he encontrado. Pero confío en que llegará en un mañana no muy lejano, que pase esta racha que nos ha tocado pasar a esta generación nos haga más fuertes y valorar más aún las buenas personas, las del corazón grande.

Generalmente, nos escudamos en las típicas películas con un final feliz. Pero… ¿en algún momento nos cuentan qué es lo que sucede después? Pues no, ¡no nos lo cuentan! No nos cuentan que Blancanieves volvió loco al príncipe después de su primer beso de amor con su obsesión de cantar a deshoras. No nos lo relatan porque… no hay un después.

Es como cuando vamos al cine y vemos esa típica escena que en un bar aparece esa persona que nos parece taaan sexy que invita a la joven que está sentada en la barra del pub y acaban, al cabo de un par de minutos (horas en la vida real, o menos), besándose en la pantalla…y nos lo tragamos, ¿no? Yo cuando salgo por ahí, me siento en la barra y sólo se me acercan borrachos ni oigo música de expectación como la que ponen en las pelis de suspense, ni nada de eso cuando se van acercando…solo tíos que no me apetece conocer. Así que me quedo perpleja mirando al atractivo del lugar. La cuestión es… ¿Por qué nos lo creemos?

Nos lo creemos porque aunque sea ficción o una manipulación de la realidad, en el fondo todos queremos enamorarnos porque esa experiencia nos hace sentir completamente vivos. Los sentimientos se elevan exponencialmente, nuestras emociones aumentan, la realidad cotidiana se hace polvo y salimos directamente despedidos hacia mil metros del suelo.

Probablemente solamente dure un momento, una hora, una tarde… pero eso no disminuye su valor porque nos quedarán unos recuerdos que guardaremos con fervor toda nuestra vida. Mientras escuchamos canciones de amor, leemos o vemos una película un poco de ese amor habita en nosotros.

Así que, ¿por qué la gente busca el amor cuando éste tiene una caducidad limitada y puede ser demoledor? Yo creo que es porque, como algunos de vosotros ya sabéis, mientras dura…te sientes en un mundo sin barreras. Te sientes invencible.

Yo por ahora, dejaré que lo de las medias naranjas… solo sea para exprimirlas todas las mañanas.

Fdo. Hablando Balleno.